El abyecto y falso mito, casi exclusivamente existente en España, del «encomiable mestizaje de indígenas de las Indias Occidentales, con españoles de Hispania». Versión del 7 de Marzo de 2019, 21 horas .

En varios de mis escritos he puesto de manifiesto una falsedad opuesta a la mentalidad, historia, idiosincrasia criolla de clases altas, espiritualidad preeminente euetnésica española en Indias, Limpieza de Sangre euetnésica barroca, y leyes y estatutos, ambos  significativos españoles relacionados. Es el iluso mito o cuento fantasioso del mestizaje hispano/indio como elemento valioso y hecho encomiable en América.

Por una parte el gran Vázquez de Mella aborrece el mestizaje en nuestras Indias Occidentales, por otra se enorgullece de que «les diéramos nuestra sangre» a los indígenas de Ultramar. Flagrante contradicción, ante la que, por obligación de la lógica y coherencia, hemos de decidirnos por uno de los términos, excluyendo el otro contradictorio.

En España, donde no habita la masa de mestizos que puebla América, más en unas zonas que en otras en que apenas existe, es lugar común de hispanistas ensalzar dicho mestizaje. Ninguno de nuestros grandes maestros osa censurar y desenmascarar ese falso mito, seguramente porque se piensa que lo que éste elogia es timbre de honra para nuestra patria hispánica, vejada también por otro mito deletéreo: El del mestizaje de españoles con moros vulgar y legendariamente denominados semitas, gente marrón, muchos de nariz curva, ojos y cabello endrinos, de adoptada religión del heresiarca Mahoma, y de lengua cacofónica de desiertos áridos e inmundos, en la que están escritos libros de la maldita secta sarracena, invasora de España, con la cooperación de los grandes traidores witizanos. Se sislayan las guerras de las Alpujarras bajo Su Majestad El Rey Felipe II, y la expulsión de los moriscos, por el hijo y heredero de él al trono, S. M. FELIPE III. Cuando San Fernando III cercó la Urbe hispalense, impuso a tidis los habitantes de la ciudad, presumido tidos musulmanes, que la abandonaran antes de tomar posesión de la ciudad el Santo Rey, que ya tenía preparado el libro de repartimiento de Sevilla y su región, a los españoles norteños y otros europeos, todos blancos, que apoyaban la campaña militar de Reconquista capitaneada por el Rey. Si hubiesen hallado un solo mito, hubiese sido incontinent degollado. Aquí como en Grecia, a los mahometanos no se les pone la entrepierna. A ver cuántos turcos y mezcla de griegos y turcos ha habido y quedan en Grecia. La isla de Cipre fue invadida por los turcos, mahometanos. Ninguna propuesta turca de mejores relaciones políticas entre una mitad y otra ha prosperado, y ello por la resistencia de la población chipriota cristiana de la denominada Iglesia ortodoxa griega. En el territorio peninsular hispánico bajo dominio mahometano, los más despreciados eran los muladíes, detestados tanto por los cristianos de tierras reconquistadas  merced a éstos últimos, o a sus padres, cuanto por los mahometanos de ascendencia árabe, o mora, los cuales nos siguen repugnando visceralmente, a excepción de algunos conversos, traidores a su sangre, Religión y Civilización europea.

El mestizaje en Indias es la peor matriz material de la criminalidad suma y extensa, una de las más grandes del mundo, que azota dolorisísimamente a la honesta población americana desde hace siglos.

La corona hubo de prohibir, por súplica vehemente y general de los indios, que los mestizos entrarán en los poblados indígenas. La fama de esos mezclados era generalmente pésima entre los criollos celosos de la pureza de su Sangre, así como entre los  indios genuinos. Lo curioso, y lo he dicho en otros escritos míos, es que la mayor aversión a dicho mestizaje se halle, desde el principio de la generalización del fenómeno de la mezcla, entre los propios mestizos, es decir, entre los diferentes grupos de mestizos, espontánea y sociológicamente jerarquizados en la estimación popular. En Perú nadie desprecia más, por ejemplo, a un cuarterón, que  un tercerón. Mientras mayor o más heterogénea es la mezcla de sangre, incluidos negros en algunos estratos, y, por consiguiente, más acendrado es el mestizaje característico de su propio grupo de mestizos, más alejado está éste del de españoles genuinos, y más bajo se encuentra en la estimación social, principalmente la de los mestizos de menor, o menos heterogénea, mezcla que la de cualquier grupo con cualitativocuantitatívamente más mestizaje.

 

Mi compañero Capellán Castrense el Rvdo. Padre Castañeda, americanista y forzosamente, en parte, hispanista, reporta en su libro «El Mestizaje en Indias»

algunos informes oficiales a la corona, hablando pestes de del. mestizos en nuestras Indias Occidentales, calificando, a esos sujetos, de seres violentos, de propensión a originar y capitanea tumultos, alterar gravemente el orden social de nuestras provincias de Ultramar, molestar y vejar considerablemente a los indios genuinos y sus poblados, y constituir una amenaza muy seria a la paz en nuestro imperio americano. Y eso que sólo hablaban del inicio de lo que, desarrollándose a lo largo del tiempo, ha hecho de hisosnoanérica uno de los territorios con países los más peligrosa del mundo en criminalidad organizada y delincuencia callejera, con los índices de asesinatos y secuestros más altos del planeta. Los presididos hállanse aún hoy día repletos de mestizos, que constituyen el 999 por 1000, por decir algo, de los criminales convictos y reclusos.

Alégremente se cita las antiguas universidades españolas en hispanoamérica, en que había cátedras de lenguas precolombinas, como si catedráticos y alumnado fueran mestizos, o a tan prestigiosas instituciones didácticas tuvieran normal acceso mestizos, indios y negros. Y se afirma, sin embarazo, que hasta la Nobleza histórica hispánica incluyó el mestizaje, como si éste fuese normal y título honroso para el Noble que incluyese en su genealogía mobiliaria a vástagos mestizos de español e indio. Que se me cite cuántos Duques, Marqueses, Condes, Barones e hidalgos tenían, o tienen, herederos de tal suerte mestizos. Germán Cortés despistó a una india, es famoso Garcilaso de la Vega alias el inca, pero fueron excepciones a una regla general. El mestizaje debió se probablemente también a la bastardía creada por Señores, pero, induzco que sobre todo por algunos plebeyos españoles y doldadesca hispánica.

No negamos la valía de mestizos excepcionales, pero no podemos negar la masiva nocividad del fenómeno aquí descalificado en base a realidades extensas harto patentes y persistentes, no en la península ibérica y sus islas Baleares y Canarias, claro, donde se fantasea inventando la falsedad de dicho mestizaje como timbre de gloria de nuestra inmigración en Indias.

 

 

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar