¿Tánta discriminación contra las mujeres? ¿Se dejan todas discriminar? ¿Ni Pío de discriminación injusta, plural, grave, reiteradísima, habitual, premeditada y alevosa contra el varón? ¿Igualdad democratista entre los sexos? ¿Justicia? ¿Mejor para nosotros hoy, que antaño?. Hay que bajar los humos a los propagandistas de la peste de la envidia igualitarista y de la ideología de género enemiga capital de la Naturaleza y el varón por ser varón.

Contra artículo y comentarios, en : https://scripteum.wordpress.com/2020/02/12/la-gran-desconocida/comment-page-1/#comment-812

CONTRA LOS FEMINISTAS QUE ACUSAN A LA HISTORIA DE EUROPA DE MACHISTA DISCRIMINATORIA Y DEPOTENCIADORA DE LA MUJER:

Por poner un ejemplo, antes de la introducción del patrón del código civil napoleónico las mujeres podían tener propiedades y manejarlas con independencia del marido.
El dominio de muchas mujeres sobre los varones y su gran influencia en ellos y en los actos de éstos es un hecho general y profundo, independientemente de las legislaciones. O a la cabeza de las leyes : La Vénérable Isabel I de Castilla, la Zarina Catalina la Grande de Rusia y la reina Victoria I de Gran Bretaña, las tres mujeres más poderosas del mundo, de sendos imperios inmensos que dominaban casi todo el globo terráqueo, Isabel I de Castilla, «con tanto monta monta tanto» en las Españas sobre las que no se ponía el sol. ¿Qué contar de la gran Catalina de Aragón?. ¡Viva la bravura y valía de tántas de nuestras mujeres!.
El primero en estatuir la igualdad salarial entre varones y hembras fue el Excelentísimo Señor Don Miguel Primo de Rivera, Dictador de España. Lo quitaron de en medio los democratistas o revolucionarios, y después à éstos sediciosos les regaló la Jefatura del Estado, el poder político y la liquidación del régimen monárquico liberal Alfonso XIII, rey ilegítimo para los Carlistas. Y resulta que los que más cacarean por dicha igualdad salarial no la hacen realidad, porque hipócrita y encubiertamente no quieren. Si pusieran la opuesta desigualdad, en el código penal, lo conseguirían, pero no hay voluntad política de ello.
En cambio imponen lo que llaman igualdad de género, contra la Naturaleza y el Derecho Natural, con una legislación desigualitaria gravísimanente discriminatoria del varón, y otorgan a las féminas el (pseudo-) derecho al aborto con la necesaria venia de la madre que no va a parir, pero como si el hijo no tuviera padre, o sin que obste lo más mínimo el derecho del padre, y su opción, de que nazca y viva su hijo. La liberación de la mujer, de estos sinvergüenzas, consiste en que no pueda optar por quedarse en casa con sus hijos menores, y tenga que trabajar, como el marido, fuera, para mantener la familia el matrimonio, a duras penas. Y los niños a la guardería. Hideputas.
En cuanto a la Antigüedad y prehistoria había muchas sociedades matriarcales, véase el Bachhoffen.
Ni la vida de la Humanidad, ni la Historia empiezan en el imperio romano, o más o menos. Y aún en éste las divinidades femeninas eran muy veneradas. Su culto indica veneración a la madre y la feminidad, de modo que la mujer que naturalmente era capaz de ello se hacía valer, como lo hizo mi madre qepd, que a mediados de los años 40 se vino con dieciséis años de edad, de su pueblo de residencia y familiar, a Sevilla, se alojó primero en casa de su tía casi ciega, y enseguida en la Residencia de Señoritas, regida por monjas, en calle Jesús. Se pagó ella sola su residencia, y toda su carrera de Arte y Oficios en Pintura Artística, y en la Academia superior de Santa Isabel de Hungría. Trabajaba a deshora cosiéndose y haciéndose su propia ropa, pues aprendió de niña todo el oficio de sastre de vestuario de caballero y señora, y ganaba el dinero trabajando en bromóleos, retratos, que le encomendaban pintores artísticos entre ellos su novio, que finalmente resultaría su marido.
Mi tatarabuelo, madre de mi abuelo materno, era una gigante, poseía tierras y mandaba en toda su casa. Puso una posada para jornaleros, y no le chistaba nadie. Cuando iba a trabajar al campo, por gusto, dejaba muy atrás a los varones y los vejaba burlándose de la impotencia de ellos, ante el rendimiento prodigioso de esa mujer. Cuando milicianos anarquistas quisieron asaltar su casa, los mantuvo a raya a tiros, con su fusil, que siempre tenía al lado de su puerta.
Emilia Pardo Bazán, Concha Espina, un sin fin, se hicieron valer. La educación antigua de galanes daba siempre precedencia a la mujer, y la mística caballeresca medieval la enaltecía hasta casi divinizarla, de modo que hasta Don Quijote, Caballero Andante, tuvo su Dulcinea, aunque su hálito oliera a ajos crudos.
Nosotros, prácticamente todos, Obispos o Presbiteros, donde ponemos a nuestra madre no colocamos a nadie. Cuando muere, morimos nosotros, luego arrastramos una sombra de vida, la que nos queda hasta dejar de respirar.
Abadesas, como Hildegard von Bingen mandaban (y mandan) pero bien, se enfrentó al Obispo y conservó su poder y prestigio. Santa Catalina de Siena hizo más en política y diplomacia que cualquier varón, y logró su objetivo: Trasladar de Avignon la sede papal de nuevo a Roma. Y puedo seguir sin fin, pero el tiempo apremia.
A otro perro con ese hueso, mentes superficiales.
Y termino con un nombre: La Lola Flores.

 

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