DEFINICIÓN DE DISTOPÍA. Versión del 7 de Septiembre de 2021.

 

https://wp.me/p9uyvI-sH

Cf. https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/juan-lozano/mala-educacion-y-exceso-de-tareas-200106

 

El señor Don Adrián de la Fuente y Ballesteros ha publicado el artículo del enlace puesto de suso.

Desgraciadamente el lenguaje usado es varias veces soez, y de muchachada, nada que ver con el mío, o los míos, porque tengo repertorio, con tipos para sendos apropiados objetos, según de hable tan sencillamente como Cervantes, o en cambio, me ponga en mis siglos desde finales del XV a principios del XVIII, pues buena, muy buena parte de mi vida vívola en los efectos vitales que personas fe dichos siglos transmiten en el depósito de la Historia como conocimiento de lo existido, me conecto con los causantes de dichos efectos vistos y mentalmente revividos por mí  por mi mente, a través de «un efecto de los efectos»: La Historia. Y todo lo actual es, en parte, efecto de causas y efectos anteriores, y  en parte, de causas actuales. Los difuntos trátolos como a vivos en otra dimensión y con quienes convivo, ellos allende, yo acuende, otrosí ellos acuende aunque a menudo sin acompañarnos con la sensación intensa nuestra de su presencia real ante nosotros.

He elegido ese artículo, porque su título enteramente parecía que, en el texto correspondiente, iba a hallarse la definición indicada. Mas en vano. La definición, tal como la entiende la Lógica de Aristoteles, y desde entonces todos los científicos, y todos los diccionarios de las lenguas europeas, no está en dicho artículo. Me la tengo que hacer yo, y, como el bloguero no da opción a publicar comentarios en su Blog, tengo que escribir en el mio el mio.

No hay que ser muy listo para percatarse de que la definición en que pensaba el autor, cuando escribió el título, es todo el artículo, o sea bastante más, y menos, de lo que es una definición. Desde luego es mucho mas difícil hacer una, de suyo siempre algo lacónica, que escribir cuanto a uno se le antoje, aun teniendo que ver con el objeto estricto formal (en sentido aristotélico) de la definición de dicho objeto que título y artículo dan a entender que existe.

Distopía, a ver si acierto: «Desarmonía o discordancia objetiva y subjetiva entre por un lado lo que debe ser buena enseñanza y aprendizaje universitarios [y escolares] de lecciones en aula, con transmisión, de Catedrático a alumno, de cientificidad con contenido fundamental sistemático de vanguardia y pedagogía, y por otro lado respeto a las necesidades biológicas, psicológicas y sociológicas del alumnado y de la Sociedad circundante, o la Patria». (He escrito  entre corchetes, uns extensión, porque, así, salvadas las distancias, la definión sirve también para referirse sl. mismo fenómeno, que acaece en scuelas primarias y las de bachillerato).

El artículo describe algunos hechos de la mencionada múltiple discordancia, y unos cuantos efectos nocivos de la mísma. Hay más consecuencias penosas, casi podría decirse «penales», injustas «penas» a alumnos que ya son tratados como reos sentenciados por el sistema, cuyo legislador es el poder oculto fáctico que secretamente domina al parlamento y Gobierno, y cuyos ejecutores de las penas son los malos modernos catedráticos, y profesores, auténticos verdugos. No hay potro de tortura, no se castra a nadie, pero, en cierto modo, se capa mentalmente o esteriliza al joven alumno. Se lo disuade – sin decir esto expresamente ni el Sistema, ni los profesores – de casarse y tener hijos, vivir lo mas naturalmente posible, lo. mas sano y ventajoso psra nuestra naturaleza espiritual y animal, vivir así feliz en la propia familia, tener tiempo para ella y para más. Es la felicidad postulada por el Eclesiastés, de la Biblia hebrea, no judía, ni mucho menos jázara o de otros «alienigenæ» procedentes de prosélitos ajenos. Padecen todos, y las mujeres dejan deliberadamente transcurrir, sin concebir ni parir, su etapa mas fértil. Lo malo es que, en las reivindicaciones contra la esterilidad del sistema esterilizante, esta última palabra, si se la usase, sería en sentido figurado. Es lo trágico. Se pide tiempo para dormir, departir con amigos, asueto y tal vez (y sin tal vez, pero sin decirlo) para copular – esterilmente, por supuesto – con la/o el que más te guste y se deje porque la o lo deja, eventualmente o por casualidad, a esa persona, lo bastante tranquila el trabajo o la torturante universidad española de la pseudodemocracia, representativa del pueblo por el dogma moderno de cuño revolucionario, uno falso y basado en falsedades, entre ellas prejuicio y artificio de cuotas fijadas por pseudoley arbitraria electoral. Una universidad que, encima, enseña con atraso científico, rutinariamente, y con programa intensivo, al que llaman competitivo, para justificar su cruel aplicación absorbente, absolutista, aplastante, generadora de hastío, profundo crónico cansancio, emy consecuente inapetencia, innaturalidad e infelicidad y parásita, de parásitos que viven, porque cobran, de sus jefes y de sus víctimas.

Es el sistema dicen que educativo, que con cursos, prácticas, y «masters» caros y buen negocio, empujan, en general irresistiblemente, a los jóvenes, a poder casarse sólo después de los 30 más o menos. Y los trabajos hodiernos – con su inestabilidad, inseguridad, y sueldos miserables, con grandes sindicatos hipócritas, lacayos del Estado, y desprotectores de los asalariados – empujan a lo mismo. «Todos» (menos yo, claro, a pesar de mi celibato sacerdotal observado y calumiado por los hipócritas tiranos del nuevo Vaticano) cooperan, unos en escena, y otros entre bastidores, a esta «merienda de negros», con perdón de los negros, que es bueno que los haya, en su hábitat y patria naturales, claro.

Entre los que salen a escena están los «curas yeyé», los francisquinos y los que se lo creen; y predican que «viva la Pepa», la que lleva acabando con el Clero y su pujanza, desde 1812, no la de 1808, de Pepe Botella, familiar de Napoléon, la primera Constitución española y francesa, mucho menos revolucionaria, o más tradicional que la Pepa. Con razón los Ilustrados preferían la de Pepe, nosotros también.  ¡Viva la Pepa y  –  siguiendo al, por Francisco, lodadísimo Lutero –  «Amad y pecad cuanto querais! [no con esas palabras, se les vería el plumero] , «Dios todo lo puede, todo lo perdona, y el cristiano se salva por el perdón y la gracia, no por su libre voluntad, sacrificio y sus obras de mérito.» ¡Fuera los jesuitas, abolición de la Orden ! Clamaban jansenistas, semijansenistas, petulantes ilustrados aliados, y, sobre todo, los masones repartidos secreta o discretamente por doquier, doquier hubiese poder. Ya la Compañía de Jesús les resulta no inícua, sino inócua, una facción más de la Revolución institucionalizada e incrustada en el Vaticano, episcopado, presbiterado, clero y laicado modernos. Así que esta caterva, que cada vez lucha menos contra el aborto asesino y despoblador, por no decir exterminador, se mostraba, desde los 70, indulgente, si no laxista, en el tema de la carnalidad hedonista e irresponsable practicada por jóvenes, esporádicamente, o «arrejuntados». Desde la encíclica nominal Amoris Lætitia (la alegría del amor) se predica más que indulgencia para los adúlteros pertinaces y emparejados fuera de su matrimonio. Es un más, muy cerca de la apología de «el amor libre «, expresión en que a fornicar, y desparramarse en carnalidades, se lo llama «amor». «Si la sal se vuelve sosa…», salar no sala, desde luego, pero, para ese populacho engreido, no importa, echar sal en esas partes impudendas duele, y aquí se trata de placer, de alegría por el placer, carnal claro está. Vienen los otros, que se oponen, se dicen conservadores, se espera de ellos que hablen de pecados que los otros llaman «alegría del amor», el malamente «libre» de entrepiernas, de amantes, no de casados entre sí. En efecto  lo manifiestan, es pecado hasta una mirada lasciva, y «tocarse o tocar, un poco pero demasiado». Mas ¿Qué hay de la horrenda, letal, esterilizante, atormentadora política del Estado absoluto de la Revolución institucionalizada, fementida democracia? Nada de nada, nadeante. Están ambos bandos, menos la gloriosa vanguardia integrista monárquica Tradicionalista radical, liados con lo malos  para quienes los verdaderos malos eran y  –  por obsesión revanchista, mitificante, inconfesamente envidiosa – lo siguen eternamente siendo Franco, el General Primo de Rivera  II Marqués de Estella (de éste se acuerdan menos, gracias a Dios), ahora también el rey oficial Felipe III, siempre el Dictador Mussolini, el fascismo, y, sobre todo, el gran símbolo del Mal, el judíamente mitificado como diablo, Hitler, «el peor ser de la Historia» , porque mató a muchos judíos (millones y millones), según dicen algunos judíos . Ni Stalin, que alevosa, planificadamente quitó todos los bíberes y mató de hambre, por cerco, a 7 millones de ucranianos cristianos, ni Mao y su mujer de la «Revolución cultural» (100 millones de chinos «que no son nada comparados con la inmensa población de ese país»), ni el judío masón, grado 33, Shalomo Henri Truman el de las dos bombas atómicas a sendas ciudades japonesas de mayor concentración de católicos, ni Eisenhauer de la parte secreta del plan Morgenthau, de exterminio sistemático de alemanes políticamente indeseables, ni los bombardeos más extensos y grandes de la Historia, contrarios a la moral de guerra, deliberadamente exterminadores de población civil, y de monumentos; ni el mayor de todos mos bombardeos criminales (Dresde, militarmente irrelevante, más de 300.000 víctimas civiles quemadas al fósforo), acaparan la atención de estos buenistas malvados, ladrones de la materia histórica, para despojarla de su forma esencial, y se creen buenos y ecuánimes, los paladines de los Derechos Humanos, los bardos de la verdad histórica, o sea, mentira y pútrida propaganda históricas, en el sentido de que hacen historia nueva y vergonzosa, la de su demagogia para atontados por los atontadores. Están convencidos de que ser así de embusteros es bueno, y los mentirosos que logran engañar con esos engaños son buenos, porque de ese modo prestan un servicio al bien, a una política que para ellos es la mejor y la única buena. No hay peor ciego que quien no quiere ver, ni quiere ver que no se considera tan malos y tan dignos de atención máxima, y de crítica suprema, a los monstruos de la Revolución institucionalizada, porque éstos o son judíos, o siervos y amigos suyos, y no han matado a judíos o a tantos como Hitler, o sea, que los judíos valen más, y por ello son más dignos de atención y compasión, que los que no son del artificial  pueblo secta y biológicamente falsa raza judía, de los sionistas que dicen que son el pueblo elegido por Dios, y a nadie se le ocurra afirmar que son los elegidos por el Diablo, «porque el Diablo es Hitler», y el peor exterminio es la Shoá, ningún otro, porque los otros o no son de víctimas judías, o son de las de asesinos tiranos exterminadores judíos  contra víctimas no judías. Por lógica, en el campo no obstante irracional sentimental, y si hubiera libertad de pensamiento y expresión : a la idea de que las víctimas judías valen más que las no judías, se podría replicar que las no judías valen más que las judías, al menos como respuesta de desquite y proporcional, mientras dure la propaganda que pone a los judíos como mas valiosos, y mas dignos de atención y conmiseración por parte de absolutamente todos los hombres con uso de razón, la propaganda del sionismo pervertido, que se niega a comparar matanzas y motivos. Lo mismo que dicen que ellos son los buenos y sus enemigos los malos y los más malos, se les podría contestar que ellos son los malos, desde luego entre los peores, y sus enemigos son los buenos, los auténticos libertadores, las mayores, mas valiosas, mas numerosas e inocentes víctimas de los pérfidos judíos. Pero, como decía Voltaire (cuyas obras han sido expurgadas de «antisemitismo», en recientes ediciones):  «Dime de quién no se puede hablar (mal), y te diré quién manda». A lo que el pueblo añade : «Donde hay patrón, no manda marinero», y: «Poderoso Caballero es Don Dinero (Quevedo, muy antijudío). Por ahora no se nos prohibe el Nuevo Testamento, de modo que, a regañadientes, nos toleran decirles, con San Pablo judío y ciudadano romano, que son» la sinagoga de Satanás». 

En estos lances, con pomposas visitas simbólicas a Auschwitz, se hallan unos y otros, clérigos y laicos, epígonos de la Revolución, y falsos Tradicionalistas pseudocatólicos infectos del mismo mal. Mientras tánto el endiosado pedante plebeyista igualitarista projudío Hans Küng, joya del Vaticano II, se une al coro de los que acusan, a Pío XII, de haber guardado silencio ante las deportaciones, etc., de judíos, como si alzar la voz, poco menos que llamando a los Nacionalsocialistas y SS-Sicherheitsdienst «racistas asesinos en masa» hubiera ayudado a alguien y no hubiese precipitado una hecatombe sobre la Iglesia Católica, catástrofe secreta e hipócritamente anheladísima por judíos malos y compañía. ¿Dónde se oían las voces de los Aliados, de los que se afirma que conocían muy bien y con pruebas, el llamado holocausto, con cámaras de gas y todo? ¿Por qué esperaron a que acabara la guerra en Europa, para levantar la voz proclamando la existencia del Holocausto que los incrédulos llaman Holocuento? ¿Por lo mismo ellos que ellos no son malos ni reprochables, es malo Pio XII? que salvó a Dios sabe cuántos miles de judíos, haciéndoles esconder en conventos y monasterios, levantado, por primera vez en la Historia, la clausura conventual y la monástica, pero ¿Es malo por no abrir la boca gritando al mundo? Digo «gritando», porque la boca, sin gritos al mundo, como no gritaron entonces ¡Holocáusto judío! los Aliados, judíos incluidos, la abrió, pero como la abren los espías o los agentes de los de Servicios Secretos?. En estas maléficas calumnias y sandeces se entretienen clérigos y laicos, conservadorcillos estilo «Opus Dei», y modernos revolucionarios, contra una historia pasada hace muchas décadas, en parte inventada, cuando deberían prestar mucha más atención y compasión, y defensa idealista y predicaciónal, a otros muchos millones de personas víctimas de las ideologías pseudofilosóficas, mundanas, políticas, inmorales y que son y resultan nocivísimas a la gente común, oprimentes y maléficas contra los buenos de espíritu y de obra. Deberían denunciar a los regímenes que desde el fin de esa Cruzada Europea, torturan, exterminan fetos personas humanos sistemática y masivamente, haciendo negocio con los cadáveres, atormentado y esterilizado psíquica y sociológicamente a la población blanca y liquidando la demografía autóctona del país. Deberían predicar, en el Nombre Santo de Dios, que la gente debe poder casarse como en el imperio romano, los varones a los 12, y las doncellas a los 14, al inicio de la pubertad, conjurando mucha tentación de pecar carnamalmente, porque tendrían uso lícito e inmediato de falo y vuelva propios  consagrados y reservados, además para disfrutar natural y éticamente, cuando más capacidad fisiológica hay de ello, y a diario, varias veces si se quiere. Cin frutos preciosos que son nuevas personas jóvenes (longevas muchas) , hijos, naturalmente muy amables o amados, salvo excepciones. «Pero no se quiere»  o sea, no quieren los que mandan y se pueden ir de picos pardos bien pagados hasta con el dinero que les sobra a los secuaces del régimen de la Revolución y falsa democracia oligárquica, y, no siempre en teoría, pero sí de hecho, es oligárquica, del Poderoso Caballero, siempre.

Hay que estructurar todo, pero, claro, la gentuza tiránica tiene muy presente, y lo practica, que es más cómodo decir que no oasa nada tan malo, i que lo malo que impera, no es malo, y que, por ejemplo (sólo un ejemplo de sal sosa), no es pecado masturbarse, como dijo el último Häring, reprobado por el Cardenal Ratzinger al frente de la Congregación Romana para la Doctrina de la Fe.

Hay que predicar la vida natural y sana, los derechos naturales y sagrados de los púberes, a desposarse cuando Dios les da capacidad corporal (la mental que la apuntalen los padres, los adultos, si fuera imprescindible, que normalmente no tiene por qué serlo, si son tan maduros mentalmente como los cadetes de primer curso de las academias militares de Oficiales, como la española del Ejército del Aire, de San Javier, en Murcia, pero, claro, falla la educación, no los educandos. Hay que reformar toda la estructura social, volviendo a la Naturaleza real y sabia, no guiarse por los cuentos de los modernos psicólogos de población imbécil, y es menester hacer Religión Católica y clásica, y política y Economía Política en consecuencia, desde para la  Universidad , hasta para el campo, con el fin de posibilitar matrimonios jóvenes, prolificidad de nuestro pueblo natural, no secta judía, y así para felicidad de la nación patria. En vez de 5 años, 10, para una carrera, distendida que dehe tiempo para satisfacer largamente las necesidades naturales del alumnado, y se ha de permitir sólo alumnos de Notable a matrícula de honor. Los demás : Fuera, al campo, la mína, el mar, o los oficios comunes.

Ah, y muchas casas buenas gratis, mucha riqueza, mucho trabajo, mucho reparto de dinero, mucha inversión en trabajo seguro, serio y bueno, no en oro, dinero y especulación bursatil, aunque no es lo mismo bonos de trabajo alemán del III Reich, que bonos en Venezuela. ¿Acaso no es esa dadivosidad, la de las casas gratis a jóvenes y obreros, el ideal de la Izquierda? Pues éstos de la hipócrita izquierda no regalan casas a obreros, como, por el contrario, lo hacía Queipo de Llano, con cuyo cadáver esta canalla quiere hacer como con el de Franco.

«No tengo remedio, es sabido de todos. Amén.»

Cæsar Borgia.

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