Excm°. Sr. Marqués de Valdegamas, Don Juán María Donoso y Cortés, Retrato.
Fuentes primarias de sus obras: : http://www.madrid.org/archivos_atom/index.php/juan-francisco-donoso-cortes
Biografía somera en lo personal y algo extensa y definitoria en las síntesis compendiosas del pensamiento del Marqués, espte. el del «Ensayo sobre el Catolicismo…» : http://www.filosofia.org/mon/tem/es0026.htm
[Inciso, publicidad: ¡Blog prohibido por Facebook y Twitter, no difundido por esas plataformas projudías sionistas : https://ekerylar.wordpress.com/ ]
Nota Preliminar :
Cuando en el título del presente opúsculo decimos «perpétuo» usamos el término en sentido clásico jurídico, de derecho romano, y luego canónico. «Perpétuo» significa: Por tiempo indefinido, o hasta revocación del mandato, o de la Ley concreta general, o bien del decreto singular, con vigor «perpétuo». Cuando decimos «duradero», es porque creemos que nuestras naciones están tan mal, que sus graves circunstancias justificativas de una dictadura saludable de la DERECHA TOTAL es previsible duren mucho tiempo. La persistencia de dichas circunstancias, que, lejos de remitir, se agravan, y por tánto, la necesidad de la Dictadura del Bien, se perpetúan. Tal Dictadura se impone venciendo, substituyendo, sucediendo, a la dictadura encubierta y de carcasa plebiscitaria «democratista» fementida que nos tiraniza desde la Revolución institucionalizada, estatalizada, y a través de sus causas, o sea, sus secuaces sectarios, embaucadores, vividores, tiranos y bandidos parásitos, saqueadores del pueblo y expoliadores del erario público . ]

En la etapa final del jansenismo, la de su connivencia y cooperación con el Iluminismo, y en la etapa inicial del Liberalismo, en su toma de poder del Estado se produce una persecución contra la Iglesia genuina, a la que llaman ultramontana, pretendiendo que eso que denominan ultramontanismo no es el Catolicísmo verdadero, sino una facción exagerada, extremista y sectaria del Catolicismo. Proceden inmediatamente a robar al Clero, a lo que los liberales, ladrones, que amparan, sus latrocinios, en sus pseudoleyes, y los enmascaran bajo eufemismos hipócritas, llaman «desamortizaciones de los Bienes del Clero». Si funciona una Santa Inquisición, no pueden imponer sus herejías y fechorías, sin antes abolirla e incautar los bienes de ésta. Un año después de desmantelarla definitivamente, se produc, en España, la primera matanza de frailes, 1935, tras derrotar a la gloriosa Monarquía Absokuta y Tradicional católica Española, la defendida, criticamente, por El Manifesto de los Persas y el Obispo de pseudónimo Rafael Vélez, un absolutismo tradicional, que no es el que pintan los pseudocarliatas de la secta ideológica del marrano Federico Wilhensem y Elías de Tejada.
En la etapa final jacobina o Liberal, preparatoria inmediata de la Dictadura del Anticristo persona física, se produce lo que se denomina «privatizaciones» de los bienes raíces y demás públicos que sostienen la autonomía política del Estado y Poder Político. La expropiación, por parte de agentes de la economía privada, de los bienes públicos o bienes propiedad de la persona o personas estatales, tiene como efecto formal propio la consecución inmediata del monopolio privado de la riqueza, al principio en varios propietarios privados, y, según la ley de concentración del capital, finalmente en cada vez menos manos, hasta que o quede en una irreductible oligarquía (estadio que entiendo transitorio), o en las manos de una sola persona física que posea como tal y manifiestamente, o bien apareciendo (de apariencia oficial) como cabeza de una persona jurídica privada, o de un conjunto de empresas superpuestas. Las llamadas leyes antimonopolio han sido y serán astutamente sorteadas. Esa persona física, punto omega del proceso liberal, es el Anticristo, meta de la oligarquía Judeoyanki sionista, masónica, anticristiana, con sus antieuropeos judíos malos y sus siervos de la UE.
El sistema bolchevique no es mero vástago de la Revolución masónica, jacobina, liberal, sino mucho más: Es el desarrollo lógico/fáctico del propio liberalismo, es la última etapa de un mísmo macroproceso, el de la Revolución Integral. El liberalismo desemboca en comunismo, el expolio total a que se someta al Estado, desemboca en la substitución total del Estado liberal – propietario o poseedor, pero que también tiene a propietarios privados que han de pagar impuestos- por una individual persona física, constituido en Estado de facto, o individuo privado supraestado, del que dependen de facto necesario, en los bienes materiales, medios indispensables materiales de subsistencia, los Estados y sus respectivos países y poblaciones, incluidos los individuos del pueblo como tales. De ahí que el comunismo no sea más que esa realidad última, pero oficial y manifiesta, mientras que el liberalismo terminal es la misma realidad pero inconfesa, encubierta tras títulos hueros oficiales. Antes de tan abyecta culminación notamos la propiamente dicha «evolución comunista del sistema concreto liberal», los individuos humanos en cuanto tales individuos somos cada vez más sometidos pie cada vez menos individuos hacendados y adinerados, somos oprimidos, explotados, por lo que, tarde o temprano, se convierte, por la mencionada ley, lógica y sociológica económica, en cada vez menos manos, hasta finalmente quedar en las de uno, punto final del proceso, cuando el Estado se convierte en «Administración» de los bienes de un solo individuo, único propietario de los bienes raíces y de los demás fundamentales.
En el Reyno de sus Majestades nuestrus Reyes Católicos, y Carlos I y Felipe II, se entiende capital que tanto la Corona tenga Reales Sitios y Hacienda en pleno dominio, cuanto las personas jurídicas municipales, las corporaciones, etc. . El Estado, los organismos públicos, el general y los locales (con personalidad jurídica subordinada al Monarca) deben tener grandes empresas públicas, tierras, bienes propios, en calidad y cantidad suficiente para contraponerse a hacendados privados y a mercaderes. Igualmente la Iglesia y sus personas públicas denen ser ricas en bienes materiales. Los asquerosos hipócritas liberales, ladrones sobre los bienes del Clero, tienen el lema pauperista hereje de «Una Igjesia pobre y para los pobres». Una Igjesia pobre es obviamente lo peor para los pobres. El divino Lema católico es «Una Igjesia rica para pobres y ricos», con Caridad y Justicia, Política Santa contra la que los liberales hablan y desamortizan, o sea, roban sacrílegamente.
Cuando un Estado vive sólo de los impuestos, es un lacayo, el que se impone y manda, por la ley natural de el más fuerte, es el propietario de los bienes y actividades por las que paga impuestos, porque el Estado depende de él, no él del Estado, aunque las apariencias indiquen lo contrario. Los mayores propietarios financieros, y mayores mercaderes, sobornarán, emplearán privadamente, clientizarán, o recompensarán (con promesas que se sabe cumple esta canalla) a los candidatos a políticos (cuyas campañas propagandísticas y plebiscitarias financian dichos magnates) y a los políticos.
Nunca han dicho la verdad, y es que la democracia igualitaria es naturalmente imposible.
El proceso revolucionario Integral fue visto por nuestros Escolásticos como el de liberalismo/Socialismo/Comunismo, visión compartida tanto por Lenin, cuanto por Hitler. Los mencheviques sabían que el comunismo era el término del desarrollo del Liberalismo, incluso sin necesidad de golpe cruento, o violento, de Estado, como lo sabía el judío Karl Marx (judaista al parecer, creyendo en Adonai, yendo a la Sinagoga, y diciendo, a los goyim, que Dios no existe y la Religión es el opio del pueblo).
Lenin, con la creación de un partido de Revolución marxista violenta, y absolutismo del partido único comunista marxista leninista, aceleraba el final procesal, con un golpe violento de Estado, y con exterminio físico de todo antirrevolucionario militante.
El proceso revolucionario es uno, en movimiento, por etapas, con principio, desarrollo y fin.
El error de fondo de algunos no obstante utilísimos articulistas , es censurar medidas concretas de políticos, o determinados Gobiernos, sin poner de relieve que tales medidas van a caballo de un régimen revolucionario institucionalizado y en movimiento de avance, que puede ser irregular, padecer reveses transitorios, recular y volver a avanzar, pero su inercia es hacia más, hacia peor para la Humanidad. La ilusión que subyace en estos autores es la de creer que se puede conseguir un gobierno Liberal «Conservador» estable, duradero y definitivo, por ejemplo: De llamados «católicos liberales», o democristianos, porque gente bajo esas siglas herejes, de meras apariencia y fama de católicos, apariencias religiosas y políticas, han gobernado oponiéndose a liberales más radicales y a leninistas. Esos articulistas y los Conservadores ignoran que se hallan insertos en un proceso en movimiento, dentro de un régimen que los depone periódicamente, ignoran que es cuestión de tiempo y de oportunidades de éxito de la propaganda radical liberal, para que, tarde o temprano, el Conservadurismo ceda el paso a los agentes genuinos liberales más puros, de modo que, en el nuevo período de gobierno liberal radical se den avances del Mal, que imposibiliten recuperación de lo destruido por los liberales agudos y lo contruido por ellos perjudicial. La recuperación, enseña la Historia reciente, es posible sólo con el triunfo del fascismo Cristiano, fundamentalmente el católico. Una vez «demonizado» por la eficaz demagogia diabólica de la llamada Izquierda, sus posibilidades se esfuman, como se esfumaron, por el mismo motivo, las del movimiento de restauración de las Monarquías tradicionalistas europeas.
Paradógicamente no hay libertad sin Dictadura, sin Monarquía Absoluta honesta y benefactora, que custodie y defienda, con sabia y poderosa oratoria y a hierro v fuego, las naturales libertades individuales y corporativas de los suficientemente buenos. En tiempos de revolucionarios sediciosos, vale la lección que el anciano Príncipe Metternich dió al Marqués de Vaidegamas, cuando le dijo que la Monarquía Tradicional Católica había perdido su absoluta supremacía, por ser, los monárquicos Tradicionalistas católicos, demasiado blandos y tolerantes con los liberales. Deben ser prohibidos, penados, juzgados y ejecutados en masa, lección aprendida e ilícitamente «superada» (captura, internamientos, ejecuciones, por vía policial, no judicial) por agentes del Estado Nacionalsocialista, y, en bando y objetivos opuestos, por Lenin y Stalin, los más eficaces estadistas, del Mal, claro, con menoscabo cruento e inmenso del Bien y de numerosísimos inocentes.
No hay solución Liberal, la solución es una Civilización sana y robusta y exterminar todo soporte físico del liberalismo, y del proceso integral revolucionario, en la acepción técnica de este término. La solución está en la repristinaciön y radicalización leonina del Antiguo Régimen, con aniquilaniento del adversario, está en el Régimen del antiguo y eterno espíritu, con su Santa Inquisición, de tipo hispánico y de la Santa y Universal Romana Inquisición. Como esto no se logra, estamos muy lejos de poder, podremos eventualmente retrasar una vez, o una y otra vez, el avance del proceso revolucionario, pero no conjurarlo, ni extirparlo ni evitar su para la Humanidad fatal desenlace.
¿Por qué la Santa Inquisición? Porque es el instrumento demostradamente eficaz para la indispensable empresa de limpieza integral o social, limpieza de raíz, bajo el axioma racional teológico tradicional de que la herejía es un crimen, de los peores crímenes, que como tales han de ser tipificados y penados por el Poder Civil. Si ello no se hace, de la herejía surgirán las pestes que destruirán, como lo han hecho, a todo Estado Católico. El liberal es un criminal en nuestro sistema, delincuente de lesa Majestad, y como tal ha de ser tratado… si se puede, la cuestión no es si es lícito pode, sino que hay que hacer para poder, y encaminarse a poder y, cuando se pueda, consumar, lograr la meta.
Con un tumor maligno, como el liberalismo, el Parlamentarismo, y sus instituciones estatales, se puede vivir como mucho tiempo, retrasar sus efectos, con terapias agudas, pero, si el cáncer no se estirpa, acabará con el cuerpo en que se alberga. Las células cancerígenas contaminan a las sanas; llegados a la metástasis es el tumor el triunfador sobre el resto del cuerpo sano y el organismo del individuo a quien mata.
Al pan pan y al vino vino.
He ahí la formulación exhaustiva del núcleo del pensamiento de Donoso Cortés y sus exigencias lógicas, católicas y españolas genuinas, los principios y desarrollo teórico y práctico del pensamiento nuclear del Donoso Cortés maduro y profundamente convertido conducente a la instauración de una Dictadura mucho más rica y perfecta que la que podía ofrecer el General Narváez, es la Dictadura Monárquica Tradicionalista perfecta antiliberal, Apogeísta Católica Civilizacional la única a que conduce el gran hito del Ensayo sobre el Catolicísmo en sus relaciones con la Revolución en cualquiera de sus etapas y en todas ellas.
Ricardo de Perea y González , Pbrº. .
PRIMERA PARTE:
INTERPRETACIONES DEL PENSAMIENTO FUNDAMENTAL DEL MARQUÉS EN SU ÚLTIMA ETAPA DE TEOLOGÍA POLITICA, habiendo 3, cuando sólo debía haber una, o “una y media”:

PROEMIO
I
Se va a tratar siempre, de cuál sea la interpretación certera del pensamiento donosiano desde 1948 exclusive, pues en ese año, y por lo que veremos en el discurso reportado en nuestro presente opúsculo, el Marqués daba nuestra evidente de conversión a católico militante coherente en hacer política integralmente acorde con una acertada filosofía política, y con el interior Catolicismo verdadero donosiano, el de la Iglesia Católica Pontificia y oficial, existente en la época.
II
En ninguna época como la desdichada nuestra ha habido sobre cosa clara, muy a la vista y muy sencilla, interpretaciones tan diametralmente opuestas, y muchas disparatadas. Reportamos en PDF un artículo sobre las tres interpretaciones o ” líneas de interpretación” globales más significativas y relevantes que se irrogan la recta comprensión del ideario del teólogo católico de la política, político articulista, escritor epistolar y de un solo libro «Ensayo sobre el Catolicismo…», Diputado, y Diplomático (Embajador).
Dos de ellas no deberían existir, sobre todo una: la que soslaya y da como sin efecto de cambio la conversión al Catolicismo político y tradicional, del Excelentísimo pensador. Es tan descabellada, que cuesta creer que se haya hecho, pero… pero << Hay gente “pa” “to” >> , sentenciaba el torero que ha dicho la frase probervial más corta, más metida en la mente, y más difundida de cuantas son de general conocimiento y convicción espontánea de los españoles. “Hay gente para todo», o capaz de todo, una de lo más racional, y otra de puros dislates.
En esta era ferruginosa, puede que si dices, por ejemplo, que quieres subir a un Tranvía para ir a la Catedral hispalense, te salga uno escribiendo todo un grueso libro en que afirme demostrar que lo que quisiste decir es que querías subir a un crucero para Canarias, a comer plátanos en el valle de la Orotava.
En cuanto al artículo que inserto es inteligible, aunque podía haber sido más preciso, denso y conciso. Para entenderlo mejor, y a los intérpretes, hay que leer a Donoso Cortés. “Si quieres entender a Cayetano, lee a Santo Tomás”, se decía antiguamente en nuestras Universidades escolásticas y Colegios universitarios. Si quieres entender, a veces, cuanto humanamente se puede, a profundos y complejos intérpretes y comentaristas, así como a complicadores enredosos, vete al pensador y pensamiento que interpretan, o comentan, porque el agua recién salida de la fuente es a menudo más clara que cuando ha pasado por los meandros de cerebros complejos, o por los sucios canales de los desquiciados.
Por fortuna a Donoso Cortés se le entiende todo con suma facilidad, porque habla muy claro, como Balmes, en cuanto al uso de un lenguaje unívoco, sin ambigüedades ni equivocidades, ni expresiones obtusas.
Se cuenta la anécdota, puede que fantasía, de que Ortega y Gasset*,
*bien refutado por el MRP. Fray Santiago Ramírez, O. P., que demostró que no hay ni puede haber «un orteguismo católico», Ortega, engreido, no católico y un anticlerical práctico, que retiró la palabra a su amigo y gran germanófilo García Morente, cuando fue ordenado Presbítero Católico, de mente tridentinista, y por eso mismo, repudiado por ese mediocre, cuya gran fama está en proporción inversa a su profundidad y valía, o sea, todo un «buñuelo, inflado, con más aire dentro, que pastel» .
admirador de los filósofos alemanes racionalistas e idealistas, todos ellos de muy enrevesado y obscuro lenguaje, explicaba con entusiasmo, empleo de largo tiempo, esfuerzo y muchas palabras, a su alumnado, la doctrina de aquéllos, para “aclararla”, y, cuando había terminado la lección, preguntaba : ” ¿Está claro?”. Tras contestar que sí los oyentes, Ortega respondía : “Pues … ¡Obscurescámoslo!”. Estaba, en aquellos días, de moda, y parece que aún, apreciar sobremanera tinieblas mentales que parezcan jeroglíficos o fórmulas de física cuántica de que se crea y espere que guarden secretos, los cuáles, una vez desentrañados, revelen logros de alturas intelectuales supremas. Se amaban los textos modernos ((eso sí: los modernos sólo) difíciles, las fórmulas complejas en exceso, las palabras y pensamientos enigmáticos y obscurísimos, a la par que los predicadores obispos de “la puesta al día” (“Aggiornamento”), la “cultura yeyé” y el “pathos” de juventud beathlesiana”, “pathos de “Giovinezza primavera di bellezza” (sin advertir que lo heredaban subliminalmente del entonces reciente Fascismo Italiano, y la todavía coleteante Falange Española Jonsista de la preguerra), esos nuevos Obispos con «el papa» nominal moderno de turno, al predicar de temas controvertidos, y cuando querían “hacer de herejes, siéndolo, más no pareciéndolo”, se daban a todo género y abundancia de ambigüedades, insinuaciones, y equivocidades, para que unos y otros, enemigos entre sí, salieran contentos interpretando que el predicador estaba de acuerdo con los oyentes, vete a saber cuáles. Así, se cuenta del Cardenal Bueno y Montreal, amigo y protector mío*,
(*al final con mucha doblez, por la insidia del sinvergüenza Pedro Ibarra, «cura, mejor dicho mal curandero, radicalísimamente antitridentino, intrigante, odiado profundo de todo católico de la Fe del Syllabus, activo enemigo mío, y vilipendiador de mi Tradicionalismo, habiendo a mis espaldas escrito al Vicario General Castrense, acusando e de celebrar Misas tridentinas «en casas particulares». El Arzobispo Carlos Amigo lo nombró párroco una de las mejores parroquias hispalenses, la de Santa Cruz. Ese hereje antisyllabus, anticatólico visceral y malvado, agresor intrigante a espaldas del agredido, a quien se deja mostrar con semblante pacifico y fasa actitud de amable y servicial a quien sabe de ideario y religiosidad distintos, incluso dentro de la carcasa de la de la aparente Iglesia Oficial.)
que iban a pedirle asentimiento dos en litigio, y, luego de haber salido de las respectivas audiencias en Palacio ambos, uno detrás del otro, el uno preguntana a su adversario: “¿Qué te ha dicho?” . “Me ha asegurado que llevo razón”, Respondía el interrogado. “¡Anda … ! – replicaba el otro – ¡Lo mismo me ha dicho a mí!”. Era la época de los que querían contentar a todos, y que todos pensasen que se les daba la razón, de modo que tuviesen en estima a los superiores y los dejasen en paz, sobre todo eso: que los dejaran tranquilos.
Ni Donoso Cortés, ni Jaime Balmes, ni la inmensa mayoría, si nó todos, de clérigos católicos de verdad, que copaban el Clero existente por aquel entonces era de esta calaña, ni vivían bajo esa miseria espiritual, anímica y moral, ni estimaban su mundana tranquilidad más que hablar claro y profundo, procurando no dar lugar a dudas y, si las había, resolverlas facil y rápidamente, con claridad meridiana. Hubo antes excepciones que crearon escuela como el Padre Molina en su libro «Concordia…», no así en sus seis geniales «De Justitia et Jure», y el todavía anterior: Beato Juan Duns Scoto, peor que el Cusano, y ambos útiles a los heterodoxos de la pseudofilosofía moderna.
PRIMERA PARTE:
PARTE PRIMERA, de la Primera Parte :
APUNTES SOBRE LAS TRES INTERPRETACIONES
EXPOSICIÓN SUCINTA DE LAS TRES INTERPRETACIONES, ARTÍCULO EN PDF, para descarga gratuita:
Dialnet-TradicionDecisionYModeracionCriticaALasTresViasDeA-6259391
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En la aquí penúltima fotografía, en primer plano, está el Muy Reverendo Padre Don Raúl Sánchez y Abelenda, Traficionalista Monárquico hispanistaintegrista, … durante una conferencia en que se ve presente Su Excelencia Reverendísima Monseñor Doctor Marcel Lefébvre, Obispo Titular de Thule (ni más ni menos, menudo nombre y divina coincidencia de homonimia), en tiempos en que el docto Sacerdote episcopal no había sido ni «suspendido a divinis» , ni «excomulgado» , censuras canónicas ulteriores de al menos dudosa justicia. En los comienzos todavía no había adoptado el rito juanventitresino, y seguía el “Ordo” litúrgico de San Pío X.
El pensamiento del Padre Sánchez está a las antípodas de la interpretación tendenciosa y corruptora liberal que se ha hecho del ideario maduro del Marqués de Valdegamas, y se contrapone a la tesis simplicista y simplona contraria a la auténtica tradicionalista donosiana. Una de las tesis falsas es la defendida por el Muy erudito Catedrático Elías de Tejada, uno de los adalides del virage pseudocarlista hacia el antirracismo y antifascismo, incluido el o los antinacionalsocialismos, convirtiéndose dichos sujetos, en parte doctos carlistas, en antieurocruzadistas, lo que carecería de transcendencia si no se hubiese tratado de relevantes miembros de la Comunión Tradicionalista, a los cuáles les venía muy cómodo, ante el democratismo judeomasón coercitivo y oprimente, presumir de opositores radicales a toda Dictadura, al «Franquismo», «Fascismo», y, sobre todo al «Nacionalsocialismo», usando sin empacho la palabra izquierdista, peyorativa y tergiversadora «nazismo«. Peor, en esto, que Elías de Tejada fue el mucho menos erudito, un gran fantaseador ideológico y antihistórico «grossolano» Frederick Willhensem (Cf. Varapalo a Willhemsen, en https://ricardodepereablog.wordpress.com/2019/02/20/liberalismo-catolico-fascismo-s-y-nacionalsocialismo-s-de-inteligencias-mediocres-movimientos-y-regimenes-sin-doctrina-ni-personalidad-propias-incapaces-de-resolver-los-problemas-fenomenos-a/ ) Hay una crítica cabal carlista a los fascismos, en lo que les falta de lo mejor de nuestro Tradicionalismos católico, pero esta crítica, que hago en alguno de mis artículos (como el sobre el Beato Obispo Residencial Marqués de Galen) no es la contaminada de esos carlistas gravemente deficientes y de espíritu mediocre, con más temperamento que sagacidad. Y crítica de sus fascismos, y de lo hecho en ellos la hallamos hasta en Hitler y Goebbels, autocriticos, mucho más que la Izquierda, que se cree infalible, «la papisa ex cátedra».
Ante estos enemigos, inteligentemente estúpidos, de toda dictadura, y, por tanto, del verdadero completo Carlismo, henos aquí, queridos seglares, Sacerdotes clérigos, reductos a nuestro bunker. Ningún laico ni Clérigo inferior a Presbítero nos echa la pata en Sagrada Teología, ni antaño, ni ahora, ni nunca, y no nos excederá en precisión de tiradores, cuando disparamos desde nuestras más altas y sagradas atalayas. Hacémoslo ahora con tino, para, muy excepcionalmente, delucidar el pensamiento metafísico y empíricopolítico de un laico, metafísica que en la persona y mente del Marqués de Valdegamas tiene una guía teológica extrinseca al pensamiento de filosofía puramente natural, pero de hecho impera en la mente concreta del egregio Aristócrata.
¿Qué decir, pués, de Su Majestad Don Xisto I? ¡Oh Dios, qué buen Señor, si oviese buen[os] vasallo[s]; al revés, aunque queriendo elogiar al protagonista, de lo que sentenciaba el poema Mío Cid, de Don Rodrigo Díaz de Vivar, Cid Campeador: «Oh Dios, qué buen vasallo, si oviese buen señor». La más prodigiosa mente leal a Su Majestad es la de Usía el Coronel Don Miguel Ayuso, Catedrático, à cuyo Maestro que en mucho es mío también, he dado grandes varapalo por su incoherente y estúpido antieuetnismo de nuestras razas hispánicas. y por sus erróneas interpretaciones de Donoso y Balmes. Con Usía destacan los hijos del paea nosotros Excelentísimo Señor Don Rafael Gambra y Ciudad, amigo mío., qepd, como me considero amigo del agudo Catedrático de Lógica Don José Miguel Gambra y Gutiérrez, que Dios guarde.
En cuanto al denso y muy aprobechable nacionalsocialista profundamente católico, tridentinista, Filósofo del Derecho y jurista alemán Karl Schmitt, se consideraba discípulo del Marqués, le atribuye la idea de un cierto «decisionismo», el cual no funda la legitimidad prioritaria de una soberanía, un gobernante, ni una decisión legislativa, o «decretal», o sea que mande hacer o no hacer. Los juicios sobre las decisiones de mando, del que manda, lo que se denomina «decisionisno» del Profesor Schmidt, se inspira más bien en parte observaciones formuladas por el Conde De Maistre, pero también, de un modo u otro, en el pensamiento donosiano. Conde francés, y Marqués español, ambos Embajadores, el uno ante Rusia , y el otro en Berlín, se limitan a formular lo expresado y mantenido por la Tradición Escolástica de autores católicos. En realidad hay ideólogos, como el gran Friedrich Nietzsche, cuyas obras evocan pensamientos distintos a los de éstas, pero que, sin éstas, no hubiesen surgido. Por evocación, Schmidt es donosiano, y en cuanto de jerarquía, orden, sentido común, comparten ambos autores, se insertan en la Derecha contra la Revolución, su poder y su gentuza.
Ahora bien, ¿Es el metafísico de la política Doctor Schmitt principal y característicamente decisionista? ¿Es su denominado decisionismo el fundamento capital de su teoría de el Poder político, la soberanía, toda legitimidad natural? ¿O, en cambio, es doctrina secundaria de la total merafísicopolitica del autor? ¿Ha inventado su «decisionismo» el propio Schmitt? ¿Es vanal o superfluo el término técnico nuevo «decisionismo»?
Anexo:
(*Cf. VORWORT bei;
Carl Schmitt – Legalität und Legitimität).
Mit eimem Aufsatz über Donoso Cortés in Berlin :
Hacia el Estado total – Carl Schmitt



Por eso he dicho que, a lo sumo, hay, de buena interpretación «una y media», la «media», sana, fiable, particular, útil, intrinsecoparcialideologicocoeherentemente camaradable, es la del Profesor (Catedrático) Doctor, «Jurista Corona» (expresión para decir «Rey de los Juristas») del Estado Nacionalsocialista y III Reich, Karl Schmidt.
Cf. Sobre la influencia de Donoso Cortés en Carl Schmitt, si bien añade poco al libro de Schmitt sobre la interpretación europea…, obra que el artículo to résumé extrenadamente: Dialnet-DonosoCortesEnCarlSchmittLaInfluenciaDelFilosofoEx-5211391
(Cf. Sobre Carl Schmitt y su admiración por el Caudillaje español y viceversa:






PARTE SEGUNDA, de la Primera Parte:
No deseo anticipar las interpretaciones, más bien compresiones, auténticas, que de todos los conceptos y juicios fundamentales que Donoso Cortés expone en su siguiente discurso, haremos en nuestros comentarios intercalados; pero, dada la recurrencia de la palabra «dictadura» en éste último, creo conveniente declarar o aclarar el concepto o significado que Su Excelencia da a ese término. La Dictadura
(perfecta en su composición y amplitud conceptuales, salvo que tal amplitud está restringida por la provisionalidad temporal o por la delimitación que del tiempo imponen las circunstancias que hacen necesaria dicha dictadura),
a que se refiere el Marqués, en su célebre discurso de 1949 en el «chamizo tabernario» de nombre Parlamento Español» es : Régimen y Sistema. La Dictadura cual idea realizable donosiana*
(*realizada, básicamente y con mucha perfección, 90 años más tarde, en el aparato político de El Caudillaje, y F. E. T. y de las J. O. N.S, hasta 1943*
(* hasta, percibido por los ojos y criterio espirituales más clarividentes, el significativo desastre bélico plurinacional del VI° Ejército de la Wehrmacht, el de élite de contingente militar especializado)
y, con propaganda diplomática y estrategia de cierto tímido mimetismo con el circundante exterior de predominio revolucionario institucionalizado sionista tirano, de alegre y pacífica falsa imagen, un hipócrita, fementido democratismo, hasta alrededor de 1950) es algo absolutamente específico, esa Dictadura no significa simplemente el régimen político de gobierno de un sólo gobernante supremo e inapelable a una instancia terrenal, en materia «civil» (palabra técnica jurídica Canónica Clásica), dotado de todas las funciones estatales básicas**
(** llamadas «poderes» por Montesquieu y los liberales; y funciones por el Excm°. Sr. Vázquez de Mella)
Ejecutiva, Legislativa, Judicial, y añadimos: de Jefatura del Ejército. Es desde luego una monarquía, pues el Marqués es monárquico, monarquía absoluta o Jefatura del Estado propiamente dicha, pura, terrenaljurídicamente ilimitada dentro, no obstante, de la Ley Natural en materia de ética fundamental general y de su parte específica bien denominada Derecho Natural absolutamente obligatoria cabe Dios en persona, Legislador inmutable de la mísma ; pero tal Dictadura no sólo es eso, no sólo es un régimen, sino también un sistema, el máximo jerarquicista, jerárquico estricto individualista, político, social y militar, con una capacidad y plan de represión sin límites jurídicos terrenales, y de un alcance lo más extremo y amplio posible, sin incluir la independiente y libre jurisdicción eclesiástica pura. Se trata de combatir «el fuego, con el fuego», la dictadura de los protervos, y a éstos en su lucha por el poder, vencerlos con una dictadura más fuerte que la de ellos, nuestra dictadura basada en principios verdaderos y más fuertes que los de ellos, pues la verdad es en principio más fuerte que la falsedad, o debe serlo a nivel fundamental, no siempre a otros niveles pues en la guerra se usa esconder la realidad nuestra al enemigo, y confundirlo con ardides, o movimientos estratégicos que induzcan al enemigo a no conocer nuestro plan de campaña, o a creer que tenemos otro distinto al que poseemos. Maniobras tendientes a que el enemigo caiga en nuestros lazos, y no logre el conocimiento de nuestras fortalezas, debilidades y planes concretos materiales bélicos, porque no tiene derecho a la verdad quien decide usarla para hacer injusticia.
Ahora bien, el Marqués no desea régimen y sistema dictatoriales definitivos, sino provisionales, precisamente para conjurar el advenimiento de una Dictadura no provisional sino definitiva de los revolucionarios, definitiva en régimen y sistema, tomada como orden político ideal, ora como el mejor, ora como el único sistema bueno en toda circunstancia. Esa dictadura definitiva revolucionaria institucionalizada final es lo que vaticina y más tené y quiere, con buena dictadura provisional conjurar, el Marqués, una dictatura revolucionaria final ideológica y prácticamente definitiva qye es la del Anticristo venidero.
Para el Marqués la dictadura en régimen y sistema definitiva, no provisional (perpetua no significa necesariamente: para siempre), no es buena ni ejerciendo los malos, ni ejerciéndola los buenos. El Marqués quiere una Dictadura provisional ejercida por los buenos, para evitar la dictadura de los malos y el advenimiento de la dictadura definitiva y final de los malos, la del Anticristo, la cuál, como reitera en muchas ocasiones, vislumbra y vaticina, quejándose el Orador, de las dictaduras revolucionarias, y de los extraordinarios maldades, desórdenes e inconvenientes que hacen necesaria la dictadura provisional de los buenos. La, según el Marqués, deplorable falta de una disciplina espiritual interna de los individuos, de muchos y de principales, en una sociedad, impone la necesidad de una dictadura provisional de los buenos, pero esa situación es toda ella lamentable según el Marqués, el cuál lamenta la necesidad de dicha dictadura buena, porque es dolorosa y porque su justificación está causada por la indisciplina espiritual de gente principal y sus secuaces, o sea, por la irreligiosidad, o sea, por la falta de Catolicismo vivido por los suficientes individuos en una nación, suficientes para evitar la necesidad de la implantación de una dictadura buena, provisional, dictadura completa en régimen y sistema dictatoriales.
Quien no ha entendido eso, no ha entendido el pensamiento del Marqués, sobre la política fundamental. Y, desgraciadamente no lo ha entendido, ni entiende, casi nadie, ni la inmensa mayoría de los que dicen haber estudiado el legado doctrinal de Su Excelencia. Y ello a pesar de que el gran pensador católico habla muy claro. El y Balmes son los autores menos conocidos por los estudiosos y peor interpretados por la generalidad de los que los juzgan.

SEGUNDA PARTE,
“Si vis Cayetanum intelligere, lege Thomam”.
Parece y más que parece que el Gran Marqués había experimentado ya en 1949 la final transformación católica profunda y plena que se expresa en su libro proverbial, clarividente y luminoso de título «Ensayo sobre el Catolicismo…», escrito tal vez durante 1949, al menos también en ese año, libro publicado en Madrid y París en 1850, de gran difusión entusiasta en Europa, del que el autor estaba más orgulloso que de ningún otro escrito, ni manifestación politica, suyos. El discurso que se reproduce a continuación, lleva incorporada corrección de ortografía y faltas gramaticales, deficiente en la transcripción del Diario de Sesiones, remuevo leismo y laismo, señalando las interesadas partículas con color rojo. En rojo pongo también frases especialmente destacables, verdaderas y valiosas.
Parece que un párrafo como ése que acabo de resaltar es tan vago, tan poco concretador, y tan general, hablando de todos los errores de tres siglos, sin decir cuáles son, no obstante se remita al discurso que en parte los contiene, y en parte los supone y en ellos se basa, que dicho párrafo tiene la apariencia de afirmación generalista y dudosamente trascendente. En cambio la gran frase es grandiosa en lo que afirma y en lo que sirve paea hacer un análisis y concreciones de síntesis tan general y abstracta, pero tan absoluta. El jacobinismo um epílogo de todos los errores clntorbadires o subversivos contra la Sociedad, habidos en tres siglos a contar desde ese año 1849, o sea, más o menos desde 1549, o sea, más o menos desde la Revolución múltiple protestante, de Calvino, Lutero, Zuinglio y Anabaptistas, principalmente, lo que los sectarios herejes, unidos por el solo vínculo de ser enemigos de la Iglesia Católica y Papal, llamaban «La Reforma», y gente «neutral» denomina «La Reforma Protestante», sintetizando, en una fórmula, la de los herejes protestantes (en términos católicos) con nombre suyo, fementido, fraudulento: «Reforma», y la denominación católica que a esa Revolución subversiva de suyo, denomina «Protestante». El Marqués ha afirmado ahí una gran verdad transcendental para entender el espíritu y la amplitud de la Revolución, su fundamento, su desarrollo, su cúmulo de errores transtornadores del orden natural de las sociedades en que se inocula ese veneno. Y en el libro, su libro, que escribiría poco después, trata del Catolicismo y la Revolución, en el marco enunciado en dicho párrafo Tradicionalista, Católico y antirrevolucionario, también en cuanto a lo más esencial y lo peor de la Revolución. En el discurso este falta lo que hará en su libro y algunas cartas ulteriores: incluir el parlamentarismo, en el elenco de errores y males capitales, y, en consecuencia, condenar al liberalismo en todo, incluyendo, expresamente en la condena, al Partido Moderado o «conservador» (eufemismo falaz) al cual pertenecía en 1849, como miembro de partido y Diputado Parlamentario del mismo.
Traidores por la índole antitradicionalista, antimonárquica, jacobina, de su insurrección y rebelión.
Ese es el mito falso de los democratistas, del cuál, a fuer de ser masivamente repetido y propagado, resultó afectado el propio Donoso. En la antigua Atenas, Ciudad Estado, el poder político, así llamado, estaba en manos de una aristocracia variada, teniendo en cuenta que la ciudadanía, título jurídico, no la tenía cualquier habitante de la ciudad, ciudadanía no era idéntica a pueblo.
En la Roma Imperial del tardo imperio, aún pagano, el Senado estaba sometido al Emperador, especialmente desde Diocleciano, cuyo absolutismo fundó con una rapidez, disciplina, organización, pureza y eficacia ejemplares, como reacción precisamente a la decadencia del funcionariado o burocracia, incluida la judicatura, monada de judaistas desde los tiempos postrimeros de la República Romana, y la corrupción e indisciplina de muchos subordinados.
Aquí, y en más lugares del discurso, como es obvio, el Marqués utiliza el término dictatorial , en vez de vocablo absoluto o total u omnimodo, la dictadura de que ahí habla no es el poder político absoluto de un individuo, sino de un instituto pluripersonal.
Dios no se impone ley alguna, Dios impone, no se impone. Imponerse no se adecúa a la Naturaleza Divina, contradice su infinita libertad de hacer lo que quiere sin imponerse algo, o limitar su libre disposición. Entiendo que usa el término algo figuradamente, como lo que Dios dispone para sí mismo, o impone en su obrar. Creo es asunto de propiedad terminológica o lingüística, nada más. En pensamiento no divergemos.
Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, echa las tuyas a remojar. Tremenda sentencia donó diana, a su vez «aviso a navegantes», advertencia a cualquier partido, organización política, y Estado. Por un lado aquí, y en los destacados en rojo, está clarísimo que el Marqués dice que la Dictadura es «el medio, algunas veces necesario», algunas veces, no siempre, Señor Elías de Tejada ¿Se quiere Vd. enterar? No. Pues aguántese con mi rapapolvo y desautorizaión. Es Vd. un erudito, un talento, a veces terco y obtuso, siempre sin genio, un tergiversador de Donoso y Balmes, un corruptor del Tradicionalismo y Carlismo en puntos fundamentales, un repugnante antirracista traidor a su y nuestra Raza, à las instituciones tradicionales hispánicas de Santa Inquisición (à hacer viable) y «Limpieza de Sangre», un traidor a los camaradas «externos» de guerra y Cruzada, y lamentablemente un blanco fácil para mis flechas hercúleas con que se mató al buitre devorador de las entrañas del prometeo en pena. Por otra parte se nos aplica el criterio donosiano: Es delirio funesto que nosotros, teniendo menos medios que Dios, Dictador cuando lo entiende útil o necesario, prescindamos del medio circunstancialmente necesario , más todavía: llegado el caso de poder: nos quitemos el medio regimental, necesario a veces, cuantas veces se tercie, para salvar a la Sociedad.
Es decir, las circunstancias que que justifican la institución de una dictadura. La cuestión de si tal es sostenible y bueno está implícita en este segundo planteamiento político del discurso, que es si en la España de entonces se daban las circunstancias que justificas en una dictadura como necesaria para evitación de males sociales y salvaguarda del Bien Común, sin que ningún otro tipo de régimen valiese al efecto, en las dichas circunstancias.
El Marqués era Monárquico, lo que hace irracional interpretar esa condena divina como una condena moral del régimen Monárquico en cuanto monárquico. En lenguaje general, incluso el popular, se dice que algo está condenado a dejar de existir, concibiendo la condena no en sentido moral, jurídico, o judicial, sino como un fatum, o un sino permitido por Dios, un dejar caer algo que está «condenado» a ser, es decir, necesariamente determinado a caer, dadas las causas facticas actuantes.
Esta, extendida a cualquier país del mi do moderno, es una ley general sociológica, muy citada por los carlistas. La monarquía que para subsistir se «constitucionaliza», o «parlamentaria», moderniza, «está condenada» a ser eliminada indefectiblemente. Se salvan las meramente decorativas, ceremoniales externas, despojada de toda prerrogativa de gobierno, como las inglesa, holandesa, sueca, y a duras penas. La juáncarlista, al conservar facultades de garantizar ejecutiva mente, tácitamente «in extremis», la unidad y oligarquismo pseudodemocrático, llamado por el Estado concreto heterodoxo «democracia», está, al menos, bajo la espada de Damocles. La juáncarlista ha sobrevivido: 1°) por su paripé trampa del denominado «23-F», simulacro de Golpe de Estado, para escenificar la eficacia y poder de salvación monárquica de «la democracia», y para engañar a los mandos militares de tendencia «franquista» que creyese se trataba de una liquidación militar del régimen demoliberal. Fué planeado y orquestado por Juan Carlos, y los Generales Armada y Milán del Bosch, con la cooperación de un falso falangista encargado de propagar la idea de que era un golpe paea la falangizacion del Estado; 2°) Por su inhibición de atajar males gravisimos separatistas y otros; 3°) Por su ocultamiento, ya con felipito, detrás de las proscripciones, algunas vanas y teatrales, de los declarado res de la independencia de Cataluña; 4°) Por la suerte de una oportuna abdicación y sucesión, durante un parlamento todavía, y por muy poco tiempo, mayoritaria y eficazmente favorable a la «monarquía parlamentaria»
Entiéndase «grosso modo«, como el fin de una etapa históricosociológica estable o contínua de reyes gobernantes de hecho y de Derecho Divino, sobre los franceses. Esta se restaura con Luis XVIII, y dura hasta Carlos X.
Mejor si entendemos esa «prudencia» en sentido no de virtud, sino de «tener cuidado» con los republicanos, y para ello complacerlos para ganarse su apoyo. Inútil cuidado, y vano intento. Esa fue una monarquía antitradicionalista, de las que se moderniza para sobrevivir, intento destinado, como hemos dicho más arriba, al fracaso.
De nada vale ¿Para qué? ¿Para no subsistir eternamente? Las cosas valen para lo que valen y para el tiempo que pueden hacerse valer, o el que no es impedido por el enemigo cuando éste triunfa. Nada, ni el enemigo, cualquiera que sea, es eterno. Y ninguna institución es, en todos los casos y tiempos, invencible.
¿»La» monarquía? O ¿Una monarquía muy desmonarquizada ya? «La» monarquía (a medias) y vencida «la» monarquía, porque era la que quedaba en ejercicio de su título y poder residual.
Más alto, después dirá el Marqués, que ese Poder es el de Dios, pero no que premia con lascrevoluciones, sino que castiga con ellas, por cuanto hay que añadir al Diablo cual instrumento divino, ni más ni menos que al Diablo. Cuando las repúblicas oligárquicas cumplan su función de engañabobos pseudodemocrstisra, el Anticristo, recogiendo la herencia, completará el ciclo revolucionario, con la última, suprema y éticamente peor de sus monarquías.
La Providencia permite, no quiere el mal moral, ni Dios es su autor. Tal permisión de desgracias sobre víctimas inocentes responde a castigos o penitencias que Dios perita sobre ellas. Así ha de entenderse, pues para el católico y Donoso la Revolución y su antimonarquismo es un mal moral, con materia de desgracia o mal padecido por las víctimas.
La de Espartaco, y muchas de negros en nuestras provincias de Ultramar.
La francesa jacobina, hecha en un período de hambruma por años de malas cosechas, entre otros factores. Tras muchos años, no demasiados, después del fallecimiento del Marqués, la soviética aprovechó la ezcasez de alimentos, debida a la guerra contra los Imperios Centrales, una guerra que nunca quiso el pueblo ruso y gran parte de su ejército, pues no le convenía. En la miseria y la chusma halla la Revolución su mejor horda instrumental peona para obtener el triunfo. Tiene razón el Marqués : Los jefes, los conspiradores, los organizadores, los cabecillas, los financiadores, de la Revolución, no son el pueblo hambriento.
También es verdad, lo cortés no quita lo valiente, Señor Cortés y donoso. Los dirigentes de la Revolución tienen siempre respaldo de ricos, como la francesa de la masonería burguesa, y la soviética de los Rockefeller de Judeoyankilandia.
Repito, la de Espartaco. Tan famosa que no se explica el lapsus donosiano.
Las más profundas sí, y no siempre de una aristocracia de la Nobleza Histórica, sino que los peores son de una pseudo aristocracia, u opulento de «Poderoso Caballero es Don Dinero», con base religiosa, tslmudística por ejemplo, próxima u ocultamente influyente.
No, señores; no está en la esclavitud, no está en la miseria el germen de las revoluciones:
El germen está siempre en individuos y minorías perversos con inteligencia astuta y capacidad de seducción y de mando, y gente con respaldo económico o de otra gente, normalmente oculta, muy adinerada, material o pecuniariamente subvencionado ra, y que pretende también tener el mayor control de la economía, al servicio de los intereses particulares (de orden religioso, político, o ambos, y también de soporte material o económico) .
el germen de las revoluciones está en los deseos sobreexcitados de la muchedumbre por los tribunos que las explotan y [se] benefician. Y sereis como los ricos: ved ahí la fórmula de las revoluciones socialistas contra las clases medias; y sereis como los nobles: ved ahí la fórmula de las revoluciones de las clases medias contra las clases nobiliarias: y seréis como los reyes; ved ahí la fórmula de las revoluciones de las clases nobiliarias contra los reyes; por último, señores; y sereis a manera de dioses: ved ahí la fórmula de la primera rebelión del primer hombre contra Dios. Desde Adán, el primer rebelde, hasta Prudhom, el último impío, esa es la fórmula de todas las revoluciones.
Donoso se pone netamente, en la cuestión dinástica, a favor de la monarquía isabelina, a la que, aunque apoyada por liberales, defiende del liberalismo pleno, jacobino, entonces llamado «exaltado«, o «progresista» . Pero Donoso es un político y diplomático, no un pensador de filosofía política toda franca. La cuestión de las bodas, la de Isabel II con el mágica estricto, con repugnancia a yacer con hembra, Duque de Monpensieur, fracaso de la política Balmesiana, es culpa del bando liberal, intriga y despropósito que Donoso despacha con palabras suaves, eufemísticas, típicas del diplomático que era y cuya condición no le permitía hablar como un Filósofo político, que ni es diputado, ni senador, ni gran funcionario como lo es un Embajador. No descalifica la proposición balmesiana de la boda entre Isabel II y el Duque de Montemolín, o SM. El Rey Carlos VI, que aceptó, por su parte, la propuesta del eximio MRP. Dr. Jaime Balmes y Urpiá. Así que en una «Realpolitik» que hubiese realizado el matrimonio ideal, el Marqués no estaba tan lejos del Bando carlista, y desde luego, era Camarada suyo, parte ideológico, y en parte político (ora hasta cierto punto, ora según las circunstancias que se presentasen, al estilo de los principios de metodología práctica política ciceroniana ) , en el combate contra la Revolución jacobina.
Por ejemplo en esto iban de la mano liberales del partido conservador o llamado «moderado», y los carlistas. COMO SM. Carlos VII escribió una carta de encomio al General Martínez Campos, por su heróicas defensa de Cuba, a pesar de que ese General combatió contra dicho Rey carlista en la tercera de las guerras civiles carlistas.
Si bien la vida de Napoléon, antes de ser asesinado, envenenado ocultamente, con arsénico, tiene très etapas, à saber: La Revolucionaria (hasta, exclusive, el establecimiento de sus nuevas monarquías nepotistas en diversos paises europeos, conquistados por él), la regia e Imperial (prefascista como la Dictadura de Cayó Julio Cesar, cuya Idea genial central política imitó), pagana clasicista gecolatinista, con ciertos matices propiamente dichos laicistas, pero no laicista; y la católica, apostólica y Romana, tridentinista y clasicista, tras su conversión, en el exilio, al catolicismo. Sólo en la primera etapa fue u itsria y masivamente apoyado por la masonería moderna.
Excelente párrafo, deslumbrante. Requiere una precidión: El Marqués dice que Jesucristo no abrió la boca, sino para bendecir, y es verdad, pero tomando la palabra bendecir en un sentido muy largo y global, pues no es que nuestro Dios y Señor Jesucristo bendijese, en sentido literal y restrictivo, a los fariseos cuya malignidad y pésima doctrina y enseñanza repribava severamente, y anunció su maldición a quienes, «post mortem», siguieran siendo indignos de estar en el Paraíso Celestial. ¿Maldición neta y simple? No. Para los fariseos y sus cómplices pidió a Dios Padre, se pidió a sí mismo como Dios, perdón, un segundo o segu dos antes de expirar. Y a los fariseos, mientras los criticaba y reprobaba su conducta, les predicaba, la Predicación y enseñanza del Salvador era pedagógica y una bendición en sí misma, aunque con tuviese des calificaciones. Así han de ser entendidas también mis críticas, hechas cuál Predicador, procurando sean hechas»in Persona Christi».
TERCERA PARTE:
MI CRITICA, OTRA VEZ, “CRITICA DE FONDO”:
PRIMERA SECCION: Carlismo no necesariamente de partido, y hortodoxia carlista de la institución y gobierno perpétuos de una Dictadura circunstancialmente indispensable, y necesariamente beneficiosapara la Patria y los Carlistas.
Antes que nada aclaro que el término perpétuo significa de duración indefinida hasta su derogación legítima, justificada.
El profundo y singular pensador aristócrata español y de nobilísimo espíritu lo dice bien claro: Dictadura como Régimen Político hecho indispensable para sulucionar gravísimos problemas en circunstancias excepcionales de la Nación, habida cuenta de la impotencia de la Monarquía y sus militantes y adeptos, sobre todo la Monarquía de Gobierno Liberal, para solucionarlos con la urgencia necesaria. Se trata de procurar una solución de régimen estrictamente jerárquico de política excepcional, y normalmente transitoria, a las gravísimas vejaciones, en gran medida letales y revolucionarias que atacan a la Iglesia, como sociedad de personas vivas católicas y con derechos fundamentales a proteger por el Estado, ante el que se desarrollan y empeoran progresivamente las amenazas y atentados contra la vida religiosa católica de la gran mayoría de los españoles, contra la vida digna, debido a sistemáticos atentados ideológicos, y físicos, conspirativos masónicos, propagandísticos liberales (de suyo anticatólicos) y contra la economía y bienestar de gran parte de la población inocente española, con lo cuál se produce un ataque específicamente plural, diversificado, conjuntado, gravísimo, constante, y progresivamente a peor, contra el propio Estado Español, entendido como la institución política rectora del pueblo español, complementaria y garante de las libertades y potestades naturalmente patrimoniales del individuo como tal, persona humana física, atacadas por la insurrección de hordas subversivas.
Se nos presentan dos cuestiones:
1) Si el Marqués era Carlista, de qué forma y en qué medida.
Ser Carlista no es “simpliciter” ser miembro del Partido Carlista o Comunión Tradicionalista de entonces, partido político. No es concluyente el razonamiento de que, si hubiese sido Carlista, el Marqués se hubiese hecho de aquel partido. Es mi caso, soy Carlista, pero no pertenezco ni al Partido Carlista, ni a ninguna Comunión Tradicionalista partido político, por motivos independientes a que, como clérigo que soy, el Derecho Común canónico me prohibe ser miembro de partido político alguno. No postulo pertenecer a una Comunión Tradicionalista que entiendo se hace incapaz, (programáticamente y por la pusilanimidad de sus miembros modernizados; contemporizadores con el sionismo pervertido, su pseudodemocratismo e infección para no judíos antirracista y antieugenista; y una cobarde desvergonzada ausencia de lealtad y camaradería parciales con los fascistas) de la necesaria radical coherencia que imponen los principios de nuestro Siglo de Oro y Carlistas, y las deplorables circunstancias en que se halla la Patria. Además ninguna sociedad organizada o asociación partido político de ideas carlistas (mezcladas con otras antitéticas, es lo que hay) aceptaría como miembro suyo a un racista arianista (aunque éste piense y obre sin propugnación de odio ni menoscabo del Derecho Natural de los exógenos), el cuál, como hizo Vázquez de Mella, elogia a personajes, algunos no católicos, y a su política y guerra, entre ellos el Keiser Guillermo II de Prusia (cuyo pepr error deshonesto, fatal para el Mundo y para el propio Reich, fue la protecciön de Lenin y su introducción en Rusia zarista). Fallecido Vázquez de Mella, en la misma línea y más intensamente, si bien con crítica, los grandes Carlistas de El Siglo Futuro y La Unión, como el Episcopado Alemán de su época, elogiamos al Canciller, del Reich alemán y luego germanoaustríaco, Adolfo Hitler, alguien demasiado bonachón con el Generalísimo Franco, y más indulgente en la política racial estatal, que lo es un Carlista Integrista, partidario de la Santa Inquisición (a penas sea viable) y los estatutos hispánicos multiseculares de “Limpieza de Sangre”. Dos motivos movieron al Marqués a no querer ser miembro del entonces partido del Carlismo: la convicción de su insuficiencia, como partido, para resolver los más graves y urgentes problemas de todavía Las Españas (con Cuba y Filipinas), pues los Carlistas no propugnaban la Dictadura inmediata política, para atajar dichos males; y, segundo motivo, el método de lucha política, a favor de la Tradición, elegido por el aristócrata, método semejante, sólo semejante, al de Su Rvcia. el Doctor Balmes, ambos políticos acabando frustrados y desengañados con el fracaso de su modo conciliador y de finalidad de ” conversión” de los liberales que, no obstante las claras condenas papales del Liberalismo, se declaraban católicos, siendo algunos benefactores parciales de la Iglesia, y opuestos a los exaltados o Liberales anticlericales y enemigos declarados y extremos de la Iglesia, que lo eran también de la Patria y de la Humanidad, empezando por serlo principalmente de Dios mísmo y su Orden Natural. El procedimiento político del Marqués no era todavía combatir al Liberalismo desde fuera del partido político de esa ideología, sino desde dentro. Intentó despojarlo del parlamentarismo, parte de El Mal (literariamente dice, en otro lugar, que no es malo, sino el mal mismo), el pensador apelaba a la parte racionalista del fenómeno liberal y de sus adeptos, la parte”ilustrada”, que debía entender contrario a la razón el parlamentarismo y su basante sufragio universal, con el apriori rousseauniano de la soberanía popular igualitarista. La Ilustración genuina no era rousseauniana, fundó coherentemente su sistema político propio que es el “Despotismo Ilustrado”, orden al que se le podía exigir se ajustase al Derecho Natural y al respeto de las libertades individuales concretas, especialmente de los católicos que constituyen la Iglesia, por ser éstos histórica y realmente los principales depositarios, cultivadores intelectuales y defensores del Derecho Nstural, y por la índole beneficiosa para la Patria y el Estado, de la Iglesia católica, tanto como Institución canónica de primer rango, cuanto como sociedad de individuos de moral católica inclusiva de la Ética Natural y cualesquiera filosofías morales compatibles con el Dogma católico. Una Monarquía despótica no es la ideal para el Tradicionalismo político católico español, en sus distintas escuelas, pero sí es una posición al menos no evidentemente antirracional , una ideología que apela a la Razón para fundar regímenes políticos, siendo así que a la Razón repugna el igualitarismo, su sufragio universal y su parlamentarismo resultante, tres conceptos, que como a tres gigantes verdaderos, no tres molinos de viento quijotescos, había planeado, con plan metódico concreto, combatir y combatía el católico Marqués, desde dentro de un partido, con cuyo ideario de monarquía constitucional ya empezaba disimuladamente a dislocarse, defendiendo una Dictadura urgente y provisional, que se sabía, tendría en su arbitrio y capacidad inmediata y real el Poder material político fáctico de subvertir el entero régimen monárquico constitucionalista y de conjurar el predominio del Liberalismo, pudiendo incluso erradicarlo de la vida política y social española, condenándolo penalmente y ejecutando como a grandes criminales, que así se los debía calificar, según una ética racional, a los cabecillas y agitadores políticos Liberales. En mi opinión, el temor a la probabilidad, e incluso la mera posibilidad, de tales consecuencias, y la debilidad congénita del Liberalismo Moderado, disuadió a los mandamases del correspondiente partido, a contribuir a la creación de dicha Dictadura. Les podría salir un César, un Napoleón «Rey y Emperador», o, como sucedió espléndidamente menos de un siglo más tarde, un Hitler. Los recalcitrantes en el demoliberalismo podían acabar ejecutados, o, como en el benigno, indulgente y paciente III Reich, en un campo de concentración como el de Dachau, ciudad en que he sido Provisor Parroquial substituto, con todas las prerrogativas canónicas de un Párroco, historia que se podrá ocultar, o soslayar, pero jamás cancelar., “Quod factum factum est”. Proterva, demasiado suspicaz y activa, la masonería ya imperante entonces, y suficientemente fuerte su instinto de conservación, como para permitirse holgadamente ser un absoluto con una Ilustración ya superada en malignidad, la diabólica secta y sus sionistas actuantes desde lo oculto podía y quería firmemente no dejarse convencer y vencer por la propuesta y exigencia política, de “Realpolitik”, del Marqués. Les iba la vida en ello, y la de su “nueva sinagoga”, no así a los Carlistas, que hubieran, de ser asaz sagaces, debido aceptar la legitimidad de una tal Dictadura depuradora, además necesaria como lo era y hoy día lo sigue siendo, el estado de excepción para España. Lo demuestran dos admirables Dictaduras católicas y de Gobernantes católicos: la de los Excelentísimos Señores Generales Primo de Rivera y Franco. Sobre ello bien escribió el Carlista asesinado por los rojos Víctor Pradera en su libro, de título muy expresivo, “Al Servicio de la Patria. Las Ocasiones Perdidas de la dictadura”.




¡Los Liberales contumaces y masones habrían sido proscritos, perseguidos y, al menos casi todos, ejecutados como el traidor General y masón Rafael Riego, metido finalmente en un serón y llevado así al garrote; PERO NO LOS CARLISTAS !. No éstos, como no lo fueron durante la egregia Dictadura de Su Excelencia el segundo Marqués de Estella. En mis escritos les respeto los títulos, otorgados por reyes miberales, sólo a los que entiendo dignos de aristocracia nominal, aunque sean enemigos, porque también entre los adversarios hay hombres ora de grandes méritos, ora de grandes cualidades y hazañas. Víctor pradera y José Antonio con su Falange Española (que mejor nunca se hubiese unido a las J.O.N.S. del mentecato Ledesma, no obstante honroso camarada de guerra), Tradicionalistas, hicieron apología de aquel régimen y Dictador concretos, de los que el Caudillo afirmaba haber sido los mejores. Durante el Caudillaje el Carlismo se suponía integrado en la FET, y se toleró mucho a la Comunión Tradicionalista, que, como todos los partidos estaba oficialmente prohibida. Fal Conde fue condenado a pena de muerte, pero le fue conmutada por arresto domiciliario, y Don Sixto pudo pertenecer a la Legión y jurar bandera, tras lo cuál se acabó la vista gorda. Con Carlos Hugo, su deriva heterodoxa demuestra que le era justa y venía bien la proscripción. De Franco podía decirse como de su General Dictador y predecesor en el Gobierno de la Nación, que tuvo preciosas ocasiones, lamentablemente perdidas, y la elección de Juán Carlos era el suicidio programado encubierto del régimen, como meter el huevo de una avispa parásita en una bella araña, o una hermosa oruga, de lo cuál, terrible (con genocidio en marcha asesino de ya centenares de miles de españoles inocentes concebidos pero no nacidos) fue prevenido por el sabio consejo de probos y perspicaces Tradicionalistas monárquicos como Goicoechea, y falangistas como el General más laureado de la Historia de España y Comandante en Jefe de la División Azul, Muñoz Grandes. Parece que cuando quiso inhabilitar al ambicioso enemigo interno, dechado de doblez, la enfermedad del Cofundador de La Legión, y la camarilla de El Pardo se lo impidieron, removido previamente el “Ogro”, el Almirante y enseguida Capital General de la Armada, vilmente asesinado.
2) Una urgente Dictadura excepcional ¿Era idea contraria al ideario Carlista? No, en cuanto el “Código Penal” Carlista, toda la tradición política española y europea, contemplaba el “Estado de Excepción”, con militarización del Estado, si administración pública y la población súbdita civil, en caso de guerra y otros semejantes, de emergencia nacional. Por cuanto no era Donoso Cortés quien, para ser Carlista hortodoxo, debía renunciar a su idea de Dictadura, sino los carlistas de su partido, con el Rey legitimista a la cabeza quienes habían de darse cuenta de la necesidad inmediata del “estado de excepción” y Dictadura, y adherirse a la tesis del Marqués.No estaba la heterodoxia teórica ni de un lado, ni de otro, pero sí del lado no del Carlismo, sino de los entonces Carlistas. Es curioso que la Comunión Tradicionalista Carlista hodierna, no lefevbriana, sostenga en su Programa Político de partido, que, si llega a gobernar en España, instaurará un período provisional de tolerancia de la existencia de los Partidos Políticos del actual régimen demoliberal, y simultáneamente no se percate de que con ello incurre en heterodoxia anticarlista, y considere que esa medida, que entiendo tan antitética al Carlismo, no es anticarlista, sino hortodoxa del Carlismo. ¿Es carlista esa monstruosidad y no lo es la Dictadura urgente, provisional cuanto sea menester,, al servicio del Bien Común, y con su objetivo de organizar una sociedad española según los principios fundamentales y vitales del Tradicionalismo y los, al menos principales, del Carlismo?
SECCION SEGUNDA: EXPLICACION DE EN QUÉ CONSISTE LA ESENCIA DE UN IDEARIO POLITICO, Y LA POSIBILIDAD DE PARTICIPACION EN LA MISMA. IDENTIDAD POLITICA, HORTODOXIA PARCIAL (la formal / la material). CAMARADERIA TRADICIONALISTA DE ALIADOS PARA LA PAZ O PARA LA GUERRA.
…
SECCION TERCERA: LOS DOS METODOS POSIBLES Y FRECUENTES DE LUCHA CONTRA EL ENEMIGO (1°= ostensiblemente, desde fuera de su entidad social; 2°= ocultamente desde dentro de su cuerpo social; 3° = en función mediadora entre las partes enfrentadas; 1.- mediación manifiesta; 2.- de raíz intencional equívoca, incógnita, u oculta: “espionaje doble”.



8 respuestas a «EL PENSAMIENTO FUNDAMENTAL Y NUCLEAR METAFISICO (TEOLOGICO- Y FILOSÓFICO POLÍTICO) DEL EXCELENTISIMO SEÑOR MARQUES DE VALDEGAMAS DON JUAN FRANCISCO MARIA DE LA SALUD DONOSO CORTÉS Y FERNÁNDEZ CANEDO, Y SU CAPACIDAD CONSTITUTIVA LOGICA CONDICIONAL DE ADHESION AL TRADICIONALISMO CATOLICO CARLISTA. DICTATORIALISMO PERPETUO DURADERO EXCEPCIONAL DEL CARLISMO, Y DEBER DEL CARLISTA DE APOYAR, CON LEALTAD Y DENUEDO, A TODO REGIMEN QUE, ANTE LA IMPOTENCIA PARA ELLO CONCRETA DEL PERSONAL CARLISTA, SEA CAPAZ DE CONSEGUIR LOS PRINCIPALES OBJETIVOS RELIGIOSOS, POLITICOS Y SOCIALES DEL CARLISMO, LUCHE POR ELLO Y, DIOS MEDIANTE, LO LOGRARE. Artículo en curso, estado en que se halla desde el 23 de Octubre de 2020.»